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Una vez más, regresamos al olivar azada en mano con nuestros voluntarios y voluntarias llegados de diversos lugares de España y en este caso, también de Italia.
6 días de intensa convivencia, en los que hemos seguido plantando vida a nuestro paso. Todo lo contrario del caballo de Atila: por donde pasan nuestros voluntari@s sí crece la hierba y las jaras, las coscojas, los romeros y un larguísimo etcétera.
Además de plantar más de 600 plantas en los olivares de Ojuelos y Gascón en La Lantejuela (Sevilla), hemos construido una preciosa charca en Finca la Torre, que sin lugar a dudas hará las delicias de los anfibios moradores de esas tierras y de sus pajarillos, reptiles y de algún que otro mamífero sediento.
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Pero no todo es trabajar…
En nuestra estancia por La Lantejuela tuvimos tiempo de campear con Manolo Vega, anillador y buen amigo con el que siempre disfrutamos mucho y esta vez, aún lo hicimos más y es que había mochuelos de por medio…
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Tras disfrutar enormemente del pajero por la campiña de Osuna, tocaba mudarse hacia Fuente de Piedra, donde como no podía ser de otro manera, visitamos su laguna y aprovechando la cercanía del Torcal de Antequera, una de las tardes del voluntariado nos perdimos entre sus caprichosas rocas.
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En 2018 tan sólo realizaremos 3 turnos de voluntariado, enero, febrero y abril. ¡Aún puedes participar y ser protagonista de esta bonita historia!
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