Auch. Parece que el gusto de pasear por un olivar vivo no es lo único que va a volver a casa con nosotros. Un dolor punzante y un punto rojo que comienza a hincharse pueden parecer preocupantes, pero, tranquilos, no estamos en Australia. La rica biodiversidad del olivar incluye, como no, especies que pueden llegar a picarnos (algo bastante raro y que sólo ocurre si se molesta a estas criaturas, como insectos y otros artrópodos). Sin embargo, mientras que para otras especies su veneno llega a ser mortal, para el ser humano sólo supone un dolor no especialmente deseado.
La araña tigre es uno de los arácnidos más llamativos de la península y es un depredador nato. Inmoviliza a sus presas con su veneno paralizantes y las envuelve con su fina seda, dejándolas almacenadas para cuando tenga hambre. Habitan en zonas de vegetación abundante y funcionan como un gran controlador de plagas, sobre todo, de insectos voladores. Además, también sirve de alimento para vertebrados como las aves.

La escolopendra es uno de los miriápodos de mayor tamaño que pueden verse en el olivar. De color marrón rojizo o pardo claro y patas anaranjadas, esta especie posee glándulas venenosas en los maxilípedos. Se encuentran debajo de piedras o troncos caídos en terrenos agrícolas, pastizales o dehesas. Siendo esencialmente carnívora, sus principales presas son grillos, polillas o incluso pequeños ratones y arañas. Además, es un bioindicador de la salud del olivar y su suelo, al significar su presencia que en dicho cultivo hay diversidad de especies de las que alimentarse.

Por su parte, en el olivar pueden encontrarse multitud de géneros diferentes de abejas y avispas. En este caso, hablaremos de Dasyscolia ciliata. Esta avispa solitaria es bastante común en la península y se reproducen parasitando larvas de otros insectos. Pero lo más curioso de esta avispa es la única especie que poliniza la orquídea Ophrys especulum, la Orquídea de Venus. Esta flor imita la forma y feromonas de la hembra, produciendo un engaño sexual al macho que trata de copular con ella, esparciendo el polen de una orquídea a otra. La presencia de estas avispas y de esta especie de orquídea en el olivar habla, también, de la salud del agrosistema y la ausencia de productos químicos.

Por ello, aunque muchos insectos y artrópodos que encontramos en el campo tengan la capacidad de picar, algo que sólo hacen si se sienten realmente amenazados, tienen un papel muy importante en el equilibrio ecológico del olivar. Tan sólo hay que andarse con cierto ojo.